LAS MURALLAS
Sabías que…
Tras la conquista cristiana de la ciudad, en 1236 por el Rey Fernando III, se mantienen y restauran las antiguas murallas romanas y musulmanas, y en la última mitad del siglo XIV se añaden tres nuevos recintos amurallados a los ya existentes, el Castillo de la Judería, la Huerta del Alcázar y el Alcázar Viejo.
castillo de la judería
El Castillo de la Judería, es el resultado de las múltiples transformaciones del antiguo Alcázar Andalusí. En ese lugar, judíos y conversos residían protegidos por la corona de Castilla, y por una muralla que pertenecía a la antigua fortificación almohade.
LA TORRE DE BELÉN
El recinto amurallado limitaba al este con la Medina, y se conectaba con el barrio de la Catedral a través de una puerta en recodo, hoy llamada Torre de Belén, de planta casi cuadrada. La Torre de Belén cuenta con tres pisos y un mirador con cinco huecos de arcos de medio punto. La planta baja fue convertida en ermita, por lo que tomó el nombre de Torre de las Imágenes o Torre de San Benito.
Al oeste limitaba con el Alcázar Viejo, al sur con el Alcázar de los Reyes Cristianos, con los que compartía sus murallas y torres, y el lienzo norte de muralla, con uno de los laterales del actual Mercado del Alcázar, a través de una calle peatonal que lleva el nombre de Hasday Ibn Shaprut.
La protección real de la corona de Castilla y Aragón a los judíos sefardís va disminuyendo a partir de 1391, cuando suceden una serie de linchamientos de la comunidad judía, por parte de los cristianos, que comenzaron en Sevilla y alcanzará a otras ciudades como Córdoba, Burgos, Toledo o Barcelona, donde además de víctimas mortales, se expolian casas, tiendas y sinagogas. Los judíos de Córdoba son trasladados al barrio de San Nicolás de la Villa, pocos años antes de su expulsión definitiva de la península ibérica en el mismo año del descubrimiento americano de 1492.
EL BARRIO DE SAN BASILIO
El muro oeste del Castillo de la Judería sirvió como base a la muralla que protegería el nuevo barrio cristiano de San Basilio, también llamado del Alcázar viejo, por su referencia a la presencia del antiguo Alcázar Omeya, surge a partir de 1399, y es la segunda ampliación medieval cristiana del recinto amurallado de la ciudad, bajo reinado de Enrique II de Castilla, cuando se pretende repoblar la zona. Para ello se construyen viviendas, muchas de las cuales serán para los ballesteros o tropas de infantería que portan ballesta, a cambio de participar en la defensa de la muralla. Este barrio responde a un trazado urbano racional que nada tiene que ver con el laberinto de la Medina. Se plantean tres calles largas y paralelas, Postrera, limítrofe con Caballerizas Reales y las huertas del Alcázar de los reyes, donde un arco sirve como entrada desde el barrio de Catedral.
Junto a ese lienzo de muralla, podemos encontrar una escultura en bronce del rapsoda, artista y poeta Luis Navas, nacido en el barrio de San Basilio, obra del escultor Antonio Luis Navarro, realizada en 2006, que lo representa con la tradicional capa y sombrero cordobés.
La calle San Basilio que recibe su nombre de la Pequeña Iglesia del santo, y la calle de En medio, popular denominación para la calle central del barrio. Este tipo de urbanismo, responde al concepto romano de cuadrícula basada en los cardos, calles de norte a sur y decumanos, calles de este a oeste, sistema urbanístico que se acabaría llamando cuadrícula castellana. Los cristianos construyen sus casas con patio sobre las antiguas casas sefardís.
LA TORRE DE BELÉN
Es una puerta de acceso al barrio de San Basilio, a través de sus murallas, construida en el siglo XIV. Es la única puerta que se han conservado de la ciudad, junto con la puerta del Puente y la puerta de Almodóvar. Está situada muy cerca del puente de San Rafael, al final de la avenida Conde de Vallellano.
Su construcción vino propiciada por la creación del barrio de San Basilio, o del Alcázar Viejo, cuya extensión de la muralla y la ciudad hacia el oeste hizo necesaria una nueva puerta de entrada a la misma. Este nombre le viene dado por la conexión de dicho camino hacia la ciudad de Sevilla, también era conocida como puerta de Drogueros.
Al oeste limitaba con el Alcázar Viejo, al sur con el Alcázar de los Reyes Cristianos, con los que compartía sus murallas y torres, y el lienzo norte de muralla, con uno de los laterales del actual Mercado del Alcázar, a través de una calle peatonal que lleva el nombre de Hasday Ibn Shaprut.
Este barrio se salvaría del proceso de demolición de murallas del Siglo XIX, a pesar de que en 1.865 se destruye la Puerta de Sevilla y en 1.953 se eleva la rasante de la Avenida del Corregidor para alcanzar la cota del nuevo puente de San Rafael, pero en 1.958 se vuelve a reconstruir totalmente la Puerta de Sevilla.
Esta puerta no es de gran tamaño, sino que se compone de un único vano adintelado. Lo más destacable del conjunto son dos arcos pequeños gemelos, adosados perpendicularmente al muro que discurre junto a la puerta y una pequeña torre, cuyas últimas teorías sugieren que podría haber sido un acueducto. Junto a la puerta también se encuentra una tumba romana. Coronando el conjunto se halla el escudo de la ciudad.
Delante de la puerta encontramos además un monumento al filósofo e historiador Ibn Hazm, sujetando en un rollo su obra más famosa, El collar de l paloma. Dicho monumento fue realizado en 1963 por el escultor Amadeo Ruiz Olmos.
Paralelo a la muralla, y por su exterior, está la calle Cairuán por donde corre un foso con agua por el que discurría antiguamente el arroyo del Moro, para desembocar directamente en el propio rio Guadalquivir.
En esa esquina se encontraba la puerta de los Sacos, hoy tapada por el arco de arranque del puente de San Rafael, construido en 1953.
PUERTA DE LOS SACOS
La puerta de los Sacos fue una de las muchas entradas que tuvo la ciudad de Córdoba en la antigüedad. Es una de las grandes desconocidas en el panorama de las puertas de la muralla de Córdoba, ya que no está situada en su enclave original. Su nombre viene dado a que era la entrada donde normalmente pasaba la harina que iba en dirección hacia el Alcázar de los molinos cercanos.
Sufrió un cambio drástico debido a que fue víctima del ajuste urbanístico que sufrió la ciudad, al construir la carretera Nacional IV y el puente de San Rafael sepultando la puerta bajo el paseo que hoy discurre por encima del Arroyo del Moro. Aún se puede ver parte de la puerta de los Sacos, junto al arco que forma un puente bajo el que discurre el arroyo, localizada debajo de la Avenida del Alcázar, ofreciendo al visitante un recorrido por las faldas de la antigua muralla, donde la piedra, el río y la vegetación ofrece un sendero muy natural para el paseo.
PUERTA DE LOS SACOS HOY
A partir de 1954, cuando finaliza la restauración de la barbacana y el foso, empieza la de la muralla, la puerta de los Sacos fue desmontada, restaurando el dovelaje de su arco apuntado, volviendo a montarlo y rehaciendo su almenado.
En la actualidad, esta puerta con portón de madera ya recuperada, da servicio a Caballerizas reales para introducir el pienso y la paja a las cuadras a través de un pequeño puente.
TORRE DE LAS GUADALCABRILLAS
En los últimos decenios del siglo XVI las murallas han perdido ya su carácter defensivo y el sector de la ciudad que nos ocupa, gracias a su cercanía al río, se convierte en un lugar de expansión y ocio para los ciudadanos de Córdoba. La transformación en el uso de este espacio lleva aparejada una importante remodelación ordenada por el entonces corregidor Francisco Zapata de Cisneros, bajo cuyo gobierno (1.567-1.571) se limpia y allana toda la zona que se extiende desde el molino de la Albolafia, junto a la Puerta del Puente, hasta la denominada fuente de las Arcas, plantándose una Alameda (llamada del Corregidor) que servía de paseo. Esta operación periurbana conlleva la reparación de los lienzos de muralla que se encontraban en mal estado, originando una serie de intervenciones.
Sobre el antiguo arrecife del emirato, que monta sobre las estructuras del Puerto Romano, se asientan nuevas defensas en época Almohade, para culminar más tarde con la construcción de la muralla cristiana, objeto de continuas reparaciones y reformas hasta el siglo XX.
De época cristiana se conservan dos torres del siglo XIV, la Torre de Guadalcabrillas, que es la más grande, y la que mejor se conserva, junto con la Torre de las Vírgenes, y junto con algunas torretas semicirculares, formaban la línea defensiva que jalonaba la muralla de la ciudad lindante con el Guadalquivir, junto al Espacio Natural Protegido de los Sotos de la Albolafia. A su vez estas estructuras sirvieron de malecón ante las crecidas del propio rio.
La torre de Guadalcabrillas, es mandada a construir por el Corregidor Pedro Sanchez, y como torre Albarrana, igual que la Calahorra, servía para la defensa específica del Alcázar de los Reyes Cristianos, levantado pocos metros más lejos del río. De planta octogonal y sillería morisca, tiene tres plantas, las bóvedas, las almenas y las gárgolas aún se pueden observar en su alzado. Era la residencia habitual del portero de la Inquisición. A continuación, y en dirección hacia el Puente Romano existen tres torres redondas consecutivas de tapial de origen Almohade, para la vigilancia de la muralla.
LA TORRE DEL AGUA
Próxima a la azuda de la Albolafia, está la Torre del Agua, o Torre de las Arcas, junto a ella existe un pasadizo en doble rampa, que comunicaba con el Alcázar, y muy próximo a él, por el lado exterior del rio está la Fuente Real, con gran abrevadero y pilón, donde podía abastecerse la población del excedente de aguas del Alcázar.
Hasta mediados del siglo XX, esta torre estuvo oculta por una serie de construcciones aledañas que la tapaban y eran conocidas como Casas de la Inquisición.
Su nombre debe proceder tanto de la cercanía de la azuda de la Albolafia, que regaba las Huertas del Alcázar, como de la fuente próxima.
