LAS caballerizas reales
No Lejos del Alcázar de los Reyes Cristianos se encuentra un edificio especial para la cultura actual de espectáculos de la ciudad de Córdoba, que no es otra que las Caballerizas Reales.
Desde 1929 está declarado como Monumento Histórico Nacional, pasando a formar parte del Patrimonio Nacional por la Unesco en 1994.
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construcción
Construido en el año 1570 por orden de Felipe II, pues era conocido por el monarca su afición y pasión a los caballos, teniendo el deseo de crear un espacio donde albergar buenos caballos para la Casa Real. Lo que acabó siendo un capricho personal del monarca donde no se ponía el sol, acabó siendo un proyecto a largo plazo que dio lugar a la elaboración, por medio de cruces de caballos y yeguas, de una de las mejores razas, el caballo andaluz de pura raza español, pues era muy apreciado para montar y llegó a convertirse en un claro símbolo del imperio español, y siendo el origen de la raza que sería la denominada caballo andaluz en la actualidad.
Originariamente, este edificio fue levantado sobre un solar propiedad de la iglesia, , en el barrio de San Basilio, junto a los antiguos terrenos del Alcázar de los Reyes Cristianos que, curiosamente, albergaba las antiguas caballerizas de la época califal omeya y adyacentes al Alcázar, que se extendían hasta la orilla del Guadalquivir donde albergaba numerosos caballos, más de dos mil, durante el periodo del Califa Alhakén I, asimismo, los almohades desarrollaron también y de forma posterior una albacara en la zona para su cría.
Haciendo el monarca una potente inversión para su deseo, le encomendó a Diego López de Haro y Guzmán la fundación y liderazgo del proyecto entre 1565 y 1598. Dedicó su vida a una cuidadosa labor de selección y mejoramiento genético de los caballos bajo la directa supervisión de Felipe II. Es curiosa la historia como estos dos personajes encontraron su final el mismo año, en 1598, unidos tanto en su afición como en la muerte.
incendio
El edificio continuó en pie hasta un desagradable incidente en el año 1734, cuando sufrió un desastroso incendio, el cual arrasó por completo el cuerpo de la cuadra principal, salvándose únicamente las fachadas exteriores e interiores. Habría que esperar 11 años más tarde para que el proyecto no se reanudara bajo el reinado de Fernando VI, ultimándose ya en el de Carlos III. Se mantuvo la estructura interior y exterior del edificio a excepción del escudo de armas de Carlos III el cual se colocó sobre la puerta principal.
Tampoco les que el edificio tuvo un mejor porvenir, la Caballeriza Real fue desvalijada por el ejército francés durante la Guerra de Independencia Española en el año 1809, quedándose de nuevo en desuso, y hay que esperar hasta 1841 cuando el edificio dejó de pertenecer a la corona real y paso a ser de propiedad estatal, destinándose a la reproducción equina por medio de sementales.
gestión de las caballerizas
Una vez más pasa de manos y es en esta ocasión las Caballerizas pasaron a depender del Ministerio de Guerra, en lo que acabaría convirtiéndose en el Ministerio de Defensa. En este sentido, destaca la labor desempeñada por el Ejército de España, pues fue el encargado de continuar la tradición de la cría de caballos hasta 1995, momento en que el depósito de sementales del ejército se trasladó a Écija. En 1996 se trasladó allí la Subdelegación de Defensa en Córdoba, hasta que, finalmente, en el año 2002, se transfirió la propiedad del edificio a la Concejalía de Turismo y Patrimonio de la Humanidad del Ayuntamiento de Córdoba.
Actualmente, el edificio está en manos de la empresa Córdoba Ecuestre, la cual mantiene abierta para el público y es el escenario de un espectáculo denominado «Pasión y Duende del Caballo Andaluz». Siendo un evento impresionante de ver para todo el mundo, donde el caballo andaluz vuelve a ser el protagonista, junto a la música y el flamenco, una vez más en este histórico lugar.
ESTRUCTURA
El gran edificio que compone las Caballerizas es de planta rectangular, donde se encuentran distribuidas las cuadras. En su estancia principal, cuya cubierta de bóveda de arista está soportada por varias columnas de piedras arenisca, dividida en pequeños espacios, destacándose la cuadra número 1, donde curiosamente se mantiene su diseño original. La escritura no pasa desapercibida en cuanto encanto o belleza, ya que incluso el poeta y dramaturgo granadino Federico García Lorca las llegaría a denominar como la “Catedral de los Caballos».