LA HUERTA DEL ALCÁZAR
TORRE DE LAS GUADALCABRILLAS
En los últimos decenios del siglo XVI las murallas han perdido ya su carácter defensivo y el sector de la ciudad que nos ocupa, gracias a su cercanía al río, se convierte en un lugar de expansión y ocio para los ciudadanos de Córdoba. La transformación en el uso de este espacio lleva aparejada una importante remodelación ordenada por el entonces corregidor Francisco Zapata de Cisneros, bajo cuyo gobierno (1.567-1.571) se limpia y allana toda la zona que se extiende desde el molino de la Albolafia, junto a la Puerta del Puente, hasta la denominada fuente de las Arcas, plantándose una Alameda (llamada del Corregidor) que servía de paseo. Esta operación periurbana conlleva la reparación de los lienzos de muralla que se encontraban en mal estado, originando una serie de intervenciones.
Sobre el antiguo arrecife del emirato, que monta sobre las estructuras del Puerto Romano, se asientan nuevas defensas en época Almohade, para culminar más tarde con la construcción de la muralla cristiana, objeto de continuas reparaciones y reformas hasta el siglo XX.
De época cristiana se conservan dos torres del siglo XIV, la Torre de Guadalcabrillas, que es la más grande, y la que mejor se conserva, junto con la Torre de las Vírgenes, y junto con algunas torretas semicirculares, formaban la línea defensiva que jalonaba la muralla de la ciudad lindante con el Guadalquivir, junto al Espacio Natural Protegido de los Sotos de la Albolafia. A su vez estas estructuras sirvieron de malecón ante las crecidas del propio río.
LA TORRE DEL AGUA
Próxima a la azuda de la Albolafia, está la Torre del Agua, o Torre de las Arcas, junto a ella existe un pasadizo con una rampa de dos tramos, que comunica con el Alcázar, y termina en un pórtico que cruza la muralla, muy próximo a él, por el lado exterior del rio está la Fuente Real, con gran abrevadero y pilón, donde podía abastecerse la población del excedente de aguas del Alcázar.
Hasta mediados del siglo XX, esta torre estuvo oculta por una serie de construcciones aledañas que la tapaban y eran conocidas como Casas de la Inquisición, Casilla del portero del Tribunal, y Casa del Baño o de las Arcas, estas edificaciones desaparecieron con la construcción de la carretera nacional en los años cincuenta.
Su nombre debe proceder tanto de la cercanía de la azuda de la Albolafia, que regaba las Huertas del Alcázar, como del Arca de Agua o construcción hidráulica cercana, que recogería y acumularía las aguas sobrantes del Alcázar, para alimentar la fuente próxima extramuros.